Ambos creyeron siempre en mí para desempeñar el papel que asumí en la presidencia de CONCAPA. Continuamente me apoyaron. Cuando fue necesario, con su voto; si no, simplemente con su amistad. En las mismas elecciones en las que ellos se incorporaron a la junta directiva de la federación de Navarra, lo hice yo. Posteriormente, cuando asumí la presidencia nacional, Miguel quedó como presidente de Navarra. Marcando su propio estilo, fue también una época muy activa de la federación. Mª Luisa, que lamentablemente murió poco después de su esposo José Mari, fue siempre una fiel colaboradora compartiendo cargos en la junta directiva, como el de secretaria, o trabajando sin parar en la organización de la Fiesta de la Familia. También quiero reconocerles desde aquí mi gratitud por su amistad.